El mundo ha cambiado

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Sin lugar a dudas el mundo ha cambiado y  lo ha hecho de una manera rauda y veloz, tan rápida como la propia expansión de un virus que ha sido capaz de resquebrajar el modelo de globalización occidental y liberal que tan asentado creíamos. Ni la tecnología, ni el poder económico, ni la cuarta revolución, ni los arsenales de los países han sido capaces de parar una pandemia que ha servido para desnudarnos, para mostrar nuestras debilidades y grietas como sistema de una manera sonrojante. Y es que, más allá de la “igualdad” en la muerte aparezca el miedo ante esta como elemento nuclear de unión entre pobres y ricos. No entiende por menos este microscópico ser de cuentas bancarias abultadas ni clase social a la hora de destrozarnos y poner al revés toda nuestra existencia.  Probando de paso que el concepto ególatra de la existencia humana en la  tierra no era más que una falsa apariencia que la naturaleza se ha encargado de demostrar. Ni el hombre es un Homo Deus, ni la tierra es impasible ante el daño causado por nuestro modelo de desarrollismo caníbal y contaminante. Primera lección que debería servir a la humanidad para cambiar su modelo de presencia en el planeta.


Pero si algo está claro, este que esta crisis viene para trastocar todos los modelos geopolíticos y económicos existentes, para un cambio incluso en el modelo de liderazgo global en el marco internacional. Ese el que la Unión Europea ha quedado retratada como un compendio de insolidaridad entre países y en el que EEUU parece haber dado campo libre  en la escena internacional a China y Rusia para que aparezcan como los nuevos interlocutores de apoyo ante la crisis global que se cierne sobre el mundo. Algo derivado de las consecuencias del loco Trump que con su American First , no ha entendido que en un mundo global EEUU no puede ir por libre en su política aislacionista nacional. Esa, que hoy le lleva a la falta de apoyos para superar una crisis social, médica y económica que podría afectar de manera directa a los pilares del sueño americano.


Y es que, el escenario internacional parece abocarnos de manera clara a un nuevo emergente de relaciones internacionales, un modelo en donde el peso y la presencia de China y Rusia parece que se verá reforzado. No por menos, la presencia solidaria y estratégica si me permiten en el posicionamiento de China en la crisis del coronavirus en España e Italia, así como en otros países de ámbito internacional o la entrada de Rusia de manera directa en apoyo a un país antaño aliado estratégico en el de EEUU como el italiano no deja lugar a dudas del interés de posicionamiento en el mediterráneo y en el sur de Europa de dos potencias que han visto en la crisis actual una oportunidad de posicionamiento clara.


Me pregunto así, que ocurrirá cuando el coronavirus ataque a las sociedades y economías de América Latina y África, en donde los ya presentes interés rusos y asiáticos se harán notar si cabe más a golpe de apoyo médico, estratégico y económico para posteriormente una vez salidos de esta situación ser el amigo y aliado que ayudo a la patria o a las patrias ante la incomparecencia de  las instituciones internacionales o los organismos de la economía liberal y occidental noqueados ante una crisis global que ha puesto de relieve la falta de capacidad de movimiento y de acción de los mismos.


En definitiva, estamos hoy viendo el alumbramiento de un nuevo modelo económico, social, político y de relaciones globales en el que la Unión Europea se encardina a su necesaria reforma desde los marcos de la solidaridad o a su desmrendamiento paulatino al albur de los nuevos


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