Habrá tres fenómenos que caracterizarán la economía en 2023, todos unidos por la misma Inicial : Inflación ,intereses e incertidumbre. La relación entre ellos es compleja y estrechamente vinculada. Dentro de la complejidad del momento histórico que estamos viviendo , estos tres factores serán claves para el desarrollo de la economía y de los acontecimientos de mercado en este año.
Sin lugar a dudas, vivimos un tiempo de oportunidades y de profundos desafíos en el marco europeo, en ese donde España se enclava como un país bisagra y puente, que mira al norte, pero también al sur, que se ubica en el viejo continente pero que de igual forma tiende sus manos al continente americano. Un país, el nuestro en el que hoy se establecen retos fundamentales para su propio desarrollo en un tiempo, en el que el desarrollo exponencial de la revolución tecnológica, industrial y sostenible nos enfrenta a la necesaria resolución de algunas claves que podrían lastrar la configuración óptima y equilibrada de un país que hoy vive bajo el paraguas de los fondos europeos una oportunidad histórica para la reindustrialización y la optimización de sus motores productivos.
¿Cómo quedará el mundo económicamente y financieramente después de la pandemia? ¿Habrá ganadores y perdedores?. En este artículo repasamos los principales acontecimientos previos a la pandemia y durante la misma analizando como podría ser el escenario económico después de la misma.
¿Dónde estaban Ray Kurzweil, Yuval Harari, Pinker, Van Middelaar, Zizek, Byung-Chul…? Todo es papel mojado, todas sus hipótesis están muertes.
Aún con todo, no cabe duda de que para los que observamos como espectadores o actores el desarrollo de los acontecimientos, el sentimiento de momento histórico se presenta como algo irrenunciable ante la realidad que nos oprime en cierto grado.
Sin lugar a dudas, el mundo vive cambios, transformaciones profundas en los sistemas de relación económica, social y cultural impulsadas por la pandemia del Covid19, un virus que no sólo ha venido a sacudir los pilares de las democracias y sociedades del mundo, poniéndonos contra las cuerdas en muchos aspectos. Hoy, cuando la primera ola de la pandemia parece quedarse atrás, la necesaria pero tal vez apresurada desescalada europea viene a presentarnos un escenario que a corto o medio plazo volverá a traer una segunda ola de contagios que podría situarnos de nuevo ante un escenario de tensión política, económica y social de difícil encaje para países como España.
Una de estas causas fue el elevado endeudamiento que se produjo por la creación por parte de la economía mundial de grandes cantidades de ahorro que no podían ser canalizadas en proyectos que significasen crecimiento, sino que fueron canalizadas en el sector inmobiliario, produciendo especulación y finalmente quiebra a través de la punta del iceberg que fueron las hipotecas subprime. Una política de redistribución de estos ahorros, a través, por ejemplo, de políticas fiscales, podría hacer que el nivel de endeudamiento disminuyera y que el crecimiento de la economía global aumentara, siendo innecesaria, de esta manera, las políticas no convencionales de los bancos centrales, que como el propio nombre sugiere, siempre conlleva ciertos riesgos.
Si esto no se explicó bien en su momento, podemos estar frente a un abuso injusto. El Tribunal Supremo español frustró las expectativas de los consumidores porque en 2017 (Sentencia 669/2017, de 14 de diciembre)determinó que el IRPH era un índice oficial, establecido por una disposición legal– cosa que es cierta – y que, por tanto, no podía ser controlado en materia de abusividad y transparencia: escapaba de la protección que otorga la Directiva Comunitaria 93/13/CEE, sobre cláusulas abusivas en los contratos celebrados con consumidores.
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