“70% de las empresas familiares y pymes fracasan al dejarlas su fundador” Ignacio Campoy CEO de Formación Universitaria

A la hora de elegir al sucesor y que esta elección sea la correcta, hay que tener en cuenta la personalidad y la dominancia comportamental actual de la empresa para saber a quién hay que entregarle el relevo, porque no sirve cualquiera.
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Ignacio Campoy



El pasado mes de marzo, el onubense Foro Iberoamericano de la Rábida Huelva acogió el I Foro de Empresas Familiares y Pymes que tiene, entre otros, el objetivo promover el desarrollo económico de la provincia, su posicionamiento nacional e internacional y también impulsar a las empresas familiares y Pymes. Un punto de encuentro, de carácter permanente, donde un total de 200 asistentes entre ellos expertos procedentes de toda España, se reunieron para debatir sobre sostenibilidad, reindustrialización,  innovación y uno de los temas que hoy ocupa las agendas de empresarios y directivos cada vez con mayor presencia: el relevo generacional en Pymes y empresas familiares. Precisamente, uno de los expertos invitados para abordar este desafío, su importancia y sobre todo el impacto que está generando en el tejido empresarial de nuestro país ha sido el directivo, experto en liderazgo y comportamiento organizacional, Ignacio Campoy, con quien hemos compartido en esta entrevista el impacto que dicho relevo está teniendo en la supervivencia de negocios y empresas de nuestro país.


Un reciente dato ofrecido por la publicación especializada El Economista, afirma que el año 2022 ha sido récord en cierre de empresas, sólo en diciembre se disolvieron 104 al día, da un poco de miedo, ¿no?

Efectivamente, el dato es algo escalofriante, los estudios demuestran que sólo el 30% de las Pymes y empresas familiares  llegan a una segunda generación y de estas la mitad sólo llegan a una tercera. En definitiva, el 85% de este tipo de corporaciones mueren por el camino y esto no es casual ciertamente, sobre todo cuando se trata de hacer el relevo generacional tan necesario para garantizar la viabilidad de la empresa.


Deduzco entonces, que hay una relación entre fracaso o no y relevo bien  hecho cuando se trata de dejar el sitio por parte del fundador de la empresa.

Pues parece ser que algo de ello hay. Volviendo a los números y porcentajes, los análisis demuestran que el 70% de las empresas familiares y pymes fracasan al dejarlas su fundador, con lo que de alguna manera, el comportamiento de dicho fundador define el comportamiento de la empresa. La empresa familiar y la pyme tiene una identidad propia impregnada por su fundador o fundadores y esto hay que tenerlo en cuenta, no podemos plantear un relevo sin más, porque se trata de un proceso de transición que como tal va a tener su impacto. No olvidemos que se ceden responsabilidades de una generación a la siguiente, el timón en definitiva,  y dependiendo de cómo se haga, la empresa podrá  estancarse o incluso desaparecer. Todos conocemos casos en los que desgraciadamente, empresas familiares que han liderado el mercado en su momento, caso de la familia Vanderbilt en Estados Unidos y que llegó a ser la segunda compañía de ferrocarriles más importante del país  han desaparecido. Hoy sólo queda el nombre para los nostálgicos, o más actualmente la marca de perfumes lanzada por la bisnieta Gloria que falleció en 2019.


Por lo que comenta entonces,  no es tarea sencilla ni azarosa lo del relevo generacional. Las empresas ya cuentan con un tipo de personalidad y de comportamiento, que viene definido, en parte, por su fundador y esto es importante tenerlo en cuenta.

Así es, vital diría yo. A la hora de elegir al sucesor y que esta elección sea la correcta, hay que tener en cuenta la personalidad y la dominancia comportamental actual de la empresa para saber a quién hay que entregarle el relevo, porque no sirve cualquiera.

Por un lado, las empresas tienen su propia personalidad y comportamiento, enmarcado en uno de los siguientes: comportamiento directivo, con fortalezas como la autoconfianza, la ambición, alta capacidad de trabajo, rápida toma de decisiones,  o la alta resiliencia; comportamiento influyente, caracterizado por generar optimismo, buen clima laboral, buenas relaciones con todos los stakeholders; comportamiento estable donde prima la paciencia, la atención plena, colaboración y empatía.. y finalmente el comportamiento concienzudo cuyas fortalezas son la precisión, el análisis y la planificación, así como una buena gestión del tiempo.

A ello hay que sumarle que los líderes que van a ser relevados generacionalmente tienen a su vez uno de estos otros cuatro comportamientos de personalidad dominantes. Pueden ser ambiciosos y competitivos, visionarios y optimistas, empáticos y colaborativos o finalmente, concienzudos y ordenados. Todo ello hay que valorarlo, estudiarlo con precisión antes de tomar decisiones.

Me atrevo entonces a preguntarle por último, ¿cómo evitamos entonces problemas en el relevo generacional?

Pues planificándolo y alineándolo con la estrategia y los objetivos de la Pyme o la empresa familiar en primer lugar. Incorporando un liderazgo que permita a la Pyme o empresa familiar adaptarse a la nueva situación, que dé continuidad a sus procesos y que tenga capacidad de llevarla a otro nivel o de escalarla. Y hay una frase, mantra o paradigma que me me gusta compartir cuando hablamos de este punto. "lo que te ha traído hasta aquí, no te llevará hasta allí".  A veces nos olvidamos de que el nuevo líder tiene que contar con el apoyo de la familia empresarial y para ello el consenso es fundamental. Cuando falta el consenso empieza el descalabro ¿cuantas disputas familiares han puesto en peligro negocios emblemáticos?. A todos seguro que se nos viene a la mente la recién llevada al cine historia de la familia Gucci. 

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