Un encuentro analiza el impacto ético de medir la huella digital de los trabajadores

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La aparición de una nueva categoría de soluciones tecnológicas basadas en el análisis del comportamiento de los trabajadores para mejorar la experiencia en el entorno laboral, ha reavivado el debate sobre si es ético o no el análisis de la huella digital de los empleados dentro de las organizaciones. Una de estas soluciones es VIVA, una innovadora plataforma lanzada a principios de año por Microsoft para entornos de trabajo que ya usen Microsoft 365 y Teams, que analiza el estilo de trabajo de cada empleado, de forma completamente anónima, con el fin de proporcionar herramientas de mejora y bienestar que faciliten su productividad, su compromiso y su experiencia en el entorno laboral.



La plataforma es revolucionaria por la manera en que  busca aumentar la productividad, calidad de vida y fidelización de los empleados. Lejos de exigir más horas de trabajo o apremiar en la entrega de un proyecto, proporciona recomendaciones del tipo “tal vez es hora de que te tomes un descanso”. Pertenece a esa nueva categoría de soluciones tecnológicas que proporcionan los recursos y el soporte que las personas necesitan para tener éxito y prosperar, permitiéndoles desarrollar mejor su labor en el nuevo entorno laboral.


No obstante, hay quien, además de ver las bondades de estas nuevas plataformas, también intuye nuevos peligros: ¿puede este análisis del comportamiento convertirse en una herramienta de monitorización para controlar al empleado? ¿Cómo accede la empresa a esa información? ¿se convertirá en una especie de Gran Hermano?  Ester de Nicolás, Artificial Intelligence and Innovation Marketing Director de Microsoft asegura que, “si la idea es ayudar, por definición tienes que anonimizar toda la información que analizas, para que realmente permita a la empresa extraer tendencias y poder trabajar en el bienestar de sus empleados sin convertirlo en una herramienta de monitorización... y ese es el equilibrio que tenemos que encontrar. Es llamativo que asumamos que las empresas analizan nuestro comportamiento digital para vendernos productos, pero no entendamos que las empresas utilicen esa información para nuestro bienestar. Cualquier empresa busca la máxima productividad y, para lograrla, tiene que buscar el máximo bienestar de los empleados, con lo cual, es lógico que la intención de la empresa que analiza estos datos sea el bienestar del empleado”.


En un reciente  encuentro digital organizado por la consultora tecnológica ENCAMINA, en el que se ha abordado precisamente el tema de los límites éticos del análisis de la huella digital de los trabajadores, la responsable de Innovación de Microsoft añadía que, VIVA nació como respuesta a la pandemia. “Cuando empezó la pandemia, en Microsoft iniciamos una investigación de campo muy exhaustiva para saber cómo nos sentíamos los empleados, qué información encontrábamos, cómo era la comunicación con nuestro manager, etc., y así, obtener un aprendizaje. En esa investigación sociológica, psicológica y tecnológica, vimos fatiga del empleado, estrés, desconexión...y así nació VIVA, como respuesta a la necesidad de los empleados de conectar, tanto unos con otros, como dentro de la empresa”.



Para  Hugo de Juan, CEO de ENCAMINA y experto en Economía Digital, el debate surge cuando bajamos al nivel individual. "Si somos capaces de analizar estadísticamente todos los datos de comportamiento de los empleados podemos sacar conclusiones superpositivas. Por ejemplo, analizando el número de personas convocadas a una reunión, cuántas llegan tarde, cuanto se retrasa su finalización, etc., podemos saber si tenemos buenas prácticas o no, y cómo de productiva ha sido esa reunión. Pero es cierto que, con esa misma tecnología, también sería fácil deducir cuándo un empleado se está quemando (por sus hábitos de comunicación, o de interacción con las herramientas y con sus compañeros). Aquí está el límite entre lo que es obviamente beneficioso y lo que nos pone los pelos de punta y nos obliga a plantearnos cuántos límites tendríamos que poner para controlar esa potencia. Ahí radica el dilema y ahí es donde hay que poner legislación y ética”.



Al encuentro también asistió  Elena Dinesen, directora de RRHH en American Express, quien añadía que “hay mucho tabú y mucho tópico sobre si esto será un Gran Hermano, y puedo entender que haya quien piense así, pero no hay que olvidar que hay una fuerte legislación a nivel europeo que nos obliga en protección de datos personales y derecho a la intimidad”. Dinesen ponía como ejemplo el caso de su compañía, American Express, en la que la gran mayoría está teletrabajando desde el inicio de la pandemia: “Desde hace casi un año venimos analizando temas relacionados con el bienestar, la retención del talento, el cansancio organizacional o el liderazgo en los equipos y, en nuestro caso, este tipo de herramientas nos han ayudado a navegar en esta situación de crisis de una forma mucho más eficiente. No solo ayudan a ganar productividad y bienestar, sino que nos permiten adelantarnos a ciertas situaciones”.


Sobre el impacto potencialmente negativo que podrían tener estas herramientas si permitiesen un análisis individual, de Nicolás asegura que antes de lanzar VIVA, en Microsoft se hicieron “muchos análisis para saber en qué punto la balanza se vuelca del lado positivo de la experiencia del empleado a sentir que estamos monitorizándoles. Descubrimos que,  si el empleado tiene una sensación de control, se incrementa el estrés, decrementa los niveles de bienestar, reduce la creatividad, la motivación y la confianza en el liderazgo de la compañía, con lo cual, el riesgo de hacer estas cosas mal es enorme. La buena noticia es que la tecnología permite hacer las cosas bien”.


Durante el debate se habló de avances como la encriptación homomórfica o la privacidad diferencial, que preservan la confidencialidad de los empleados y hacen técnicamente imposible extraer datos individuales.



Como conclusión, todos estuvieron de acuerdo en que, en unos años, la tecnología nos potenciará o aumentará como seres humanos y como profesionales “hasta niveles que ni siquiera hoy en día soñamos” comentó Hugo de Juan; reducirá errores humanos, hará que aprovechemos mejor nuestro rendimiento y nos ayudará a mejorar en todo lo que nos hace diferentes como seres humanos.


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