Tele-trabajando en pantuflas.

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Repetimos y repetimos a la hora de caracterizar esta crisis, que  sin duda lo es en materia sanitaria,económica y social, pero permítanme que también le añada que es una nueva crisis en materia de igualdad de género.



            No se trata sólo de un tema sanitario, social y laboral, sino que va  directamente al corazón de las mujeres, en relación con la desigualdad de género. De nuevo todas volvemos a comprobar que nada se perpetúa en  el tiempo, que nada es para siempre, sempiterno y perdurable, que las conquistas se tambalean y caducan.



            Ante tal escenario las mujeres nunca nos sentamos y observamos impasibles como caen los avances, que tanto esfuerzo requirió de las que nos precedieron. Las mujeres participamos en una serena, meditada e inteligente rebelión por conseguir nuestros derechos y lo hacemos también, ante todas aquellas causas que son inaplazables. Muchas se subieron a los tacones, pisaron con firmeza y elevaron su cabeza  para mirar hacia arriba, a los techos de cristal.Pues bien, tenemos que hacerlo ya, todas las que constatamos las diferencias y ser conscientes como mujeres que la Covid-19 nos roba nuestro calzado y nos devuelve a las pantuflas, al trabajo de siempre camuflado en las distintas pantallas del teletrabajo, a la primera línea de protección y cuidado de cuantos están en casa, a las labores domésticas, en definitiva a la primera línea de batalla, en la superación de una crisis que volverá a situarnos en situación de desventaja.



            Tarareando al cantante, Alejandro Sanz…“déjala que baile con otros zapatos unos que no aprieten cuando quiera dar sus pasos”



            Las exigencias y consecuencias del coronavirus, del confinamiento y de las nuevas formas de trabajo y organización laboral es una nueva prueba de fuego para la conciliación, la corresponsabilidad, porque va quedando contrastado que somos las mujeres las que además volvemos a ocuparnos de lo que siempre hemos hecho, alimentar, barrer, limpiar, educar, cuidar…Sólo es cuestión de igualdad entre hombres y mujeres, de compartir tareas en los nuevos retos que se nos presentan y debemos afrontar.



            Con la nueva  y obligada normalidad,las mujeres no podemos retroceder, ni dar pasos atrás, ni cambiar  por obligación nuestro calzado, ni volver a convertir en normal lo que habíamos superado porque de ser así no sería la nueva normalidad, sería la antigua y resistente normalidad que ya habíamos intentando cambiar, con tanto esfuerzo y empeño.



            Debemos emplearnos y emplazarnos todos y todas en la exigencia de un enfoque de género y en las medidas y políticas que diseñamos y desarrollamos para la gestión de esta nueva crisis.


            Analizando con objetividad la pandemia,esta tiene un impacto diferenciado. La reconstrucción social sólo será tal, si en las decisiones que tomemos se analizan y miden el impacto de género y se ayuda a la igualdad real y efectiva entre hombres y mujeres.



            Las brechas están identificadas y contrastadas no contribuyamos de nuevo a la invisibilidad de las mujeres, no las dejemos en pantuflas sin la libertad para seguir caminando.


             Al anterior estribillo de Alejandro Sanz, el cantautor también añade a esta hermosa melodía…. “Ella no es la princesa delicada que ha venido a este party a estar sentada. No silenciemos que la independencia de las mujeres, será uno de los costes más importantes en esta pandemia.



            Reconstruyamos nuestro modelo de sociedad, adaptando las condiciones laborales, también en el teletrabajo y las nuevas fórmulas de empleabilidad, para progresar y para adaptarse alos cambios.Seamos valientes, incorporando medidas para que el cuidado compute en el desarrollo y generación de empleo de calidad, conquistemos el derecho incuestionable, de a igual trabajo igual salario, promovamos y sigamos regulando el reparto equitativo de responsabilidades.


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