Los retos del emprendimiento en España: Más educación y menos burocracia

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Sin lugar a dudas, España ha avanzado mucho en el impulso a los ecosistemas de emprendimiento y startup. Así, la colaboración público-privada en este campo entre instituciones públicas, empresas, inversores/as y la propia comunidad emprendedora ha permitido que nuestro país avance. Algo, que hoy, nos posiciona en el escenario internacional en lo que a las condiciones óptimas para emprender se refiere, por delante de países como Alemania, Reino Unido o Japón, naciones consideradas potencias mundiales y que en cambio hoy se sitúan por detrás de una España que a juicio del panel de expertos del Global Entrepreneurship Monitor (GEM) merece ocupar la decimosexta posición entre cincuenta y cuatro países analizados en este campo. Así, lo ha venido a reflejar el informe mundial 2018/2019 recientemente presentado en Chile, un trabajo en donde las acciones en cuanto al sistema de apoyos públicos al emprendimiento y la creación de infraestructuras para su desarrollo obtienen una importante valoración que hace que nuestro país escale en sus posiciones en este prestigioso escalafón mundial.


Pero, aún con todo, España tiene grandes retos y desafíos sobre los que continuar trabajando su acción, aspectos como el del impulso a la educación emprendedora en las etapas educativas y universitarias que sirvan de elementos dinamizadores de la cultura del emprendimiento en nuestro país se muestran como fundamental para combatir con la tardía edad con la que en muchos territorios se inicia la acción emprendedora, en algunas ocasiones más por necesidad que por vocación. Un elemento este, que, vinculado a otros dos, el del exceso de burocracia para el impulso de proyectos de emprendimiento, innovación y de startups o la fiscalidad, alejada en su la visión estatal de esa necesidad de apoyo al ecosistema de emprendimiento con una política de exoneración inicial fiscal e impositiva en virtud tal vez de ese concepto de generación de riqueza y empleo que el ámbito de las startups y la comunidad emprendedora viene a aportar a un país como el nuestro.


Y junto a estos retos, otro sobre el que trabajar, la brecha de género en el emprendimiento, grieta que si bien se esta reduciendo año tras año, aún presenta un panorama a nivel nacional en donde en donde la actividad emprendedora masculina aporta datos del 53% frente al 46% de la femenina, con excepciones en territorios como Euskadi, en donde el perfil de mujer emprendedora destaca de manera clara. Si bien, aquí Europa aparece por detrás de nuestro país, con cifras de media en la zona euro ciertamente preocupantes donde sólo 6 mujeres emprenden por cada diez hombres.


No obstante, y aún con todos estos desafíos por abordar, lo que está claro es que seguimos avanzando como país, así lo vienen a reflejar indicadores como la Tasa de Actividad Emprendedora (TAE) -que viene a medir las iniciativas con menos de tres años y medio de vida en el mercado- que continua en aumento pasando del 5,2% en 2016 al 6,4 % en 2019, acercándose a cifras anteriores a la crisis económica donde el 7% era el umbral . Un dato este,que viene de nuevo a posicionarnos por encima de países de la zona euro como Alemania (5%) o Italia (4%) pero aún nos alejan de la media Europa de actividad emprendedora fijada en el 8,7%.


En definitiva, seguimos teniendo trabajo por delante como país, pero los datos nos llevan a un optimismo que lejos de relajarnos debe fijarnos con fuerza en esa colaboración público privada que avance en los retos y desafíos del presente y futuro. Aspectos que nos permitan seguir mejorando en la Tasa de Actividad Emprendedora, pero también en campos como el de la calidad de la actividad emprendedora, hoy en nuestro país las nuevas empresas orientadas a la industria y la transformación siguen crecimiento junto con una orientación exportadora y un grado de innovación que hace que podamos avanzar en algo tan fundamental como la creación de un tejido productivo y empresarial preparado por un siglo XXI, de revoluciones tecnológicas , industriales e innovadoras.


Esas que permiten como señala el GEM que las expectativas para generar empleo en la comunidad emprendedora hoy sean cada día mayores. Esto a mi juicio, es hacer país, hacer proyecto y construir el futuro, ese que se borda con los sueños de los hombres y las mujeres de nuestro país y que enarbola las banderas del progreso y el bienestar para el presente y el futuro. Las otras, creo que poco importan y menos aportan. Centrémonos por ello en lo importante, en hacer de España, un proyecto común útil para las generaciones que vendrán y competitivo en un mundo como el actual.


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