¿Cómo surge La furias?
La novela surge de forma inesperada después de leer El fantasma y la señora Muir, de la autora irlandesa R. A. Dick y en medio de la lectura de otra novela, Canto yo y la montaña baila, de la autora catalana Irene Solà. Lo que me pasó con Las furias no me había sucedido nunca. Es normal tener alguna idea suelta mientras lees otras cosas, pero en este caso fue algo más. Me di cuenta de que, cuando iba por la mitad de la novela de Irene, estaba desarrollando una historia en paralelo dentro de mi cabeza. No tuve más remedio entonces de dejar otra novela que yo estaba escribiendo para empezar a escribir Las furias.
¿De qué fuentes bebes para escribirla?
Una fuente imprescindible es la lectura. Me gusta leer novelas que traten temas parecidos a la novela que yo quiero hacer. Es una manera de documentarse pero, a la vez, de seguir aprendiendo y mejorando como autor. Son de gran ayuda. Después, evidentemente, recurro a internet para buscar artículos más científicos que versen sobre esos temas a tratar. Son de gran ayuda también los manuales didácticos por ejemplo. Pero en el caso de Las furias, las novelas que he citado en la respuesta anterior ha sido indispensables porque me han mostrado un camino, el camino de que en literatura todo es posible.
¿Qué tiene de especial para ti?
La libertad que he sentido a la hora de escribirla. Es la quinta novela que publico y es en la que más libre he sido. Con esta novela he roto muchos prejuicios, barreras autoimpuestas, limitaciones absurdas que me impedían fluir. Y aquí he fluido. Y mucho.
¿Qué tiene de diferente con tus anteriores novelas?
Es la primera vez que escribo en primera persona metiéndome en el papel de una mujer. Nunca antes lo había hecho pero tenía que ser así. Si quería hablar de las brujas y de lo maltratadas que fueron durante años, era obligado hacerlo en primera persona, desde dentro y desde un punto de vista femenino. Las otras cuatro novelas tienen protagonistas masculinos y la perspectiva también es masculina.
¿A cuál de tus novelas tienes más cariño?
Te diré dos. La primera, Madreselva, por ser justamente la primera, la que abrió el camino y me hizo sentir escritor por primera vez en mi vida. Ver mi nombre en la portada junto al título fue un sueño cumplido. Y, por todo lo que estoy contando en esta entrevista, por todo lo que ha supuesto, esta última.
¿Cuál de tus novelas ha sido la más difícil de escribir?
Te diría Los hilos del corazón, la novela anterior a Las furias, porque tiene una parte muy importante de novela histórica y requirió de una documentación más exhaustiva para escribirla. Además, como la novela explica un viaje, los escenarios se multiplican porque los personajes pasan por diferentes pueblos y ciudades en su periplo. Y por si fuera poco, había que estar muy atento en no repetir escenas ni diálogos ni descripciones que ya habían aparecido en otros capítulos. La concentración fue básica.
¿Qué personaje te ha costado más construir en Las furias?
Sin duda, el personaje de Elvira porque era necesario darle matices, diferenciarla del resto de las hermanas, de las furias. Ella es buena en el fondo y si hace lo que hace al principio es por obligación, porque está sometida a la voluntad de la hermana mayor. Y era necesario también que cogiera distancia de sus hermanas a medida que avanza la novela. Había que mostrar su bondad.
¿Ha habido algún pasaje en especial en el que te hayas bloqueado?
Ha sido difícil establecer la relación entre Elvira y Fernando porque pertenecen a mundos distintos, muy distintos, y era complicado que hubiera entre ellos una interacción teniendo en cuenta que, por decirlo de alguna manera, les separa un abismo que les impide tocarse y verse. Quien lea la novela, sabrá por qué. En estas partes, hubo algún que otro bloqueo.
¿Eres un escritor de brújula o mapa?
Soy un escritor de brújula claramente y siempre empiezo por el título. Necesito que el proyecto en el que voy a implicar y me tendrá ocupado durante unos cuantos meses tenga un nombre desde el principio. Después busco, indago qué puede haber detrás de ese título. Y cuando empiezo a escribir, tengo claras dos cosas: la idea base de la novela, que es el inicio, y la escena final de la novela. Después me dejo llevar. Y descubrir el camino que une ese principio con ese final es fascinante y muy emocionante. Tomo las decisiones necesarias durante el trayecto y soluciono los problemas a medida que se presentan.
¿Por qué hay que leer Las furias?
Porque da voz a quien no la tuvo, todas esas mujeres que fueron acusadas de practicar la brujería cuando solo eran mujeres sabias. Bastaba que alguien las señalara con el dedo para que murieran ejecutadas en la horca, en la hoguera o despeñadas por un acantilado. Y por supuesto que no eran brujas. Solo eran mujeres que conocían la naturaleza y todo lo que en ella crecía, mujeres herederas de conocimientos antiguos que les permitían sanar enfermedades con las plantas que hallaban en el entorno de donde vivían, por poner solo un ejemplo. O a veces eran acusadas de atrocidades infundadas. La novela muestra toda esa realidad de las falsas acusaciones y los juicios inexistentes. Por eso, las brujas son las protagonistas de Las furias.
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