Entrevista con Josu Gómez Barrutia, Empresario y Consultor especializado en desarrollo emprendedor y de ecosistemas de innovación

"El ecosistema emprendedor e inversor nacional esta en un buen momento, tenemos talento, capacidad y visión en España"

​Sinceramente creo que nuestro país tiene por delante hoy dos sendas o dos caminos a elegir el de la irrelevancia económica y productiva, convirtiéndose en un país de servicios, pero con poca capacidad de generar riqueza y tejido empresarial significativo o bien apostar de lleno por hacer de nuestras empresas y emprendedores para ser referentes en un mundo en los campos de la innovación y la sostenibilidad
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Josu Gómez Barrutia es un destacado empresario y consultor, profesor colaborador de diversas escuelas de negocio y universidades, está especializado en el ámbito del desarrollo emprendedor e innovador y la construcción de ecosistemas. Es fundador y CEO de la Red Business Market, iniciativa que aglutina a más de 300 inversores, agentes públicos y privados en el impulso emprendedor en ciudades medias de España, Europa y Latinoamérica. Considerado como uno de los 25 líderes económicos de futuro por el Instituto Choiseul, Premio de Innovación de la Roma Business School, tiene en su haber diversos premios y galardones por su contribución al desarrollo empresarial, entre ellos ha recibido recientemente el Premio Internacional de la European Mentoring and Coaching Council (EMCC). Ha sido advisor en España del Think Tank The Future Society.


España se encuentra en un proceso de fuerte reactivación productiva tras la irrupción de la pandemia de la Covid19, máxime con la llegada de los fondos de recuperación económica europeos que suponen una gran oportunidad para la transformación del tejido empresarial ¿Cómo ve usted el presente y futuro del tejido empresarial y emprendedor nacional ante el reto de la recuperación económica postcovid?


Sin lugar a duda, como país tenemos una oportunidad única para llevar a cabo un proceso de apuesta por la reindustrialización, la innovación o la digitalización de nuestros sectores productivos y emergentes. No obstante, el éxito de este tiempo dependerá de varios factores. En primer lugar, el de la capacidad de llevar a cabo una verdadera conexión del ecosistema pyme con los fondos de recuperación y reactivación económica que desde Europa llegarán a España en los próximos meses, en segundo lugar el éxito en trasladar al tejido empresarial de pequeñas y medianas empresas, que representan hoy el 90% del tejido económico nacional, la importancia de llevar a cabo en su seno procesos de digitalización e innovación para mejorar su capacidad competitiva en un mercado global. En tercer lugar, es importante generar sinergias cooperativas entre los agentes del tejido económico, conectar a nuestro tejido emprendedor startup con las empresas que necesitan atender retos y desafíos en su propio desarrollo estratégico, impulsar alianzas público-privadas para llevar a cabo la atracción de inversiones estratégicas en sectores donde España debe competir en las primeras ligas mundiales: Tecnología, Salud, Logística, Agroindustria o Economía Verde entre otras.


No obstante, mi sensación es que existe una verdadera desconexión entre el tejido Pyme y emprendedor nacional y los fondos económicos europeos vinculados a los mecanismos de recuperación en el postcovid. Falta información, conocimiento y planificación sobre como acceder a los mismos, en que momento o que con objetivos. Corremos el peligro de que finalmente estos fondos acaben en manos de empresas de un perfil medio y alto, pocas y con no tantas necesidades.


Sinceramente creo que nuestro país tiene por delante hoy dos sendas o dos caminos a elegir el de la irrelevancia económica y productiva, convirtiéndose en un país de servicios, pero con poca capacidad de generar riqueza y tejido empresarial significativo o bien apostar de lleno por hacer de nuestras empresas y emprendedores para ser referentes en un mundo en el cual la innovación, la investigación y el talento de los territorios marcaran la diferencia. Me preocupa que España sea un país donde aún mucho talento se nos escapa fuera de nuestras fronteras y en el cual ser empresario o emprendedor en muchas ocasiones es un deporte de riesgo alejado del atractivo para quienes hoy desde las universidades prefieren optar por ser funcionario o trabajador por cuenta ajena.  Lo positivo no obstante es que en los últimos años hemos reducido la media de edad en el emprendimiento de 40 años a la horquilla de 25 a 35 años.


España cerro en enero con una cifra de más de 686 millones de euros invertidos en startups en España y cuatro nuevos unicornios ¿Como ve usted el ecosistema empresarial pyme en nuestro país y el sector emprendedor nacional actual y cuáles son las claves para seguir construyendo una España emprendedora?  ¿Cuáles son los principales retos o desafíos a su juicio?


Creo que el ecosistema emprendedor e inversor nacional esta en un buen momento, tenemos talento, capacidad y visión en España para convertir nuestro país en un referente más si cabe en los campos tecnológicos, digitalización, agroindustria, bioeconomía o el sector logístico entre otros.  Pero todavía tenemos aspectos que debemos abordar para seguir la estela de países como Estonia, un pequeño país que hoy es una de las sociedades digitales más avanzadas del mundo. Con un 99% de los servicios que presta el estado estructurado de manera online y el 98% de los ciudadanos con un ID digital.  Un proceso de transformación de su economía que se inició a finales de los 90 en el ámbito educativo, y desde entonces no ha parado. En el 2000 fueron el primer país en tener una Ley de Telecomunicaciones y hoy si pensamos en Europa en sectores productivos emergentes como los de Ciberseguridad, La Robótica o la Programación tenemos que mirar hacía allí. Y más cerca, tenemos otros ejemplos como el del Principado de Andorra, con apuestas claves en sectores como el del Blockchain y su apuesta por nuevos nichos de crecimiento tecnológico (Gamessports, programación, ciberseguridad etc).


En España, por el contra todavía veo un alejamiento entre el tejido económico productivo tradicional y las nuevas fuentes de oportunidad que el marco de la cuarta revolución nos ofrece. Así, si bien ciertamente los programas de recuperación económica tras la Covid19 aprobados desde Europa para nuestro país nos ofrecen un camino claro hacía este proceso de reindustrialización tecnológica de nuestra economía, la falta de claridad en los tiempos, los procesos y tal vez la lejanía de este lenguaje del día a día de muchas microempresas y pymes o del autónomo tradicional hace peligrar este desarrollo en nuestro país. Aquí tenemos un desafío desde lo público y lo privado para lograr conectar estas realidades.  Y todo ello único a una política fiscal y tributaria que debería incentivar y no desincentivar la actividad empresarial. La política de reducción de cargas al inicio de la actividad empresarial, la bonificación por crecimiento y rentabilidad social de las empresas y su impacto en la economía o las estrategias que potenciaran el compromiso empresarial en zonas rurales de despoblación serían medidas necesarias para apostar por el crecimiento equilibrado de nuestra economía y la generación de riqueza. Eso sin olvidar la necesaria resolución al problema de la excesiva dependencia de la financiación estructural de las pymes o la necesidad de medidas fiscales o tributarias que favorezcan el crecimiento de las estructuras empresariales y su capacidad de facturación para converger en un mercado global competitivo y cada vez más corporativo.


En relación con el ecosistema startup o emprendedor sin lugar a dudas esta en un gran momento, existe en nuestro país un ecosistema inversor nacional privado cada vez más activo y una aceleración del emprendimiento en todas las etapas que encuentra espacio de desarrollo a sus ideas. Pero aún tenemos retos importantes vinculados a la retención del talento nacional en campos vinculados a la investigación temprana,  atender la financiación e inversión público privada en fases presemilla de proyectos que en muchas ocasiones no encuentran encaje o conexión inversora para su desarrollo y escalabilidad posterior o una mayor posibilidad de desgravación fiscal para las inversiones en el ecosistema startup que no vengan de personas físicas  sólo sino también desde las empresas como figuras principales para incentivar el tejido. Y todo ello, sin olvidar la necesaria aplicación en la educación de un modelo de formación transversal que desde etapas tempranas incentive el emprendimiento como elemento de identificación de aquellos liderazgos transformadores en nuestra economía.  No obstante, cabe señalar que la nueva Ley de Emprendimiento o Ley “Startup” ha venido tras muchos años de sequía anterior a intentar apoyar el desarrollo del ecosistema emprendedor y por ello es una buena propuesta de partida impulsada por el gobierno de España que impulsa la atracción de nómadas digitales, incentivada desgravaciones fiscales en el IRPF por apuesta a la inversión en el tejido emprendedor o reduce cargas al inicio de la actividad startup. Si bien tiene aún margen de un mayor desarrollo legislativo. A mí juicio no se debe entender desde un punto final, sino que debería considerarse como un punto y seguido para seguir impulsando nuestro ecosistema startup nacional.


Vivimos hoy a nivel global dos grandes revoluciones, la de la tecnología y la de la sostenibilidad, dos ejes de fuerte crecimiento global de oportunidades, pero de grandes desafíos ¿Cree que España esta preparada para aprovechar este momento?  ¿Cuáles cree que son los retos fundamentales que como país deberíamos abordar?


Quiero pensar que sí, pero me preocupa el rápido desarrollo de las economías de otros países en estos campos y nuestra lentitud tal vez por la propia burocracia estructural de nuestro país. Tengo mis dudas sobre sí tenemos una estructura dinámica en el ámbito público para hacer posible que los fondos de recuperación europea sean gestionados en el tiempo marcado por Europa para ello. A veces, creo que la inyección económica ofrecida a nuestro país desde Europa parecería un órdago de la propia UE a nuestra capacidad de gasto correcto de dichas partidas. Aún así, tengo confianza en que tanto las administraciones públicas y el tejido productivo, social y economía sepan aprovechar el momento. Aunque tal vez para ello la clave pase por la colaboración público privada , la apuesta por las alianzas y la utilización de todos los recursos de la administración pública en este gran desafío, yo le daría peso y participación mucho más activa por ejemplo a los ayuntamientos, grupos de desarrollo rural, diputaciones provinciales, mancomunidades y asociaciones empresariales o instituciones del tercer sector en la gestión  y ejecución de los actuales fondos europeos en los campos de orientación de los mismos: Formación, Digitalización , Sostenibilidad o Reindustrialización entre otros.


España, esta en una posición única por su posición geográfica y relacional, mirando hacía Latinoamérica, África y Europa y por su tejido emprendedor y empresarial con una capacidad de talento e innovación única en campos vinculados a los sectores emergentes para convertirse en un país de referencia mundial en el campo por ejemplo de la Economía Verde y Sostenible, en la Biotecnología o la Innovación. Pero por el contrario fijase usted, seguimos siendo energéticamente dependientes y cada vez con mayor coste, seguimos sin cubrir puestos de trabajo vinculados a la demanda tecnología y nuestros investigadores acaban haciendo las américas a universidades de EEUU y otros lugares porque aquí no encuentran su desarrollo profesional.


En abril del 2020 en plena pandemia usted señalaba en una entrevista publicada en diversos medios que la clave de la recuperación económica en España pasaba por el apoyo a las Pymes y las Micropymes ¿Cree que los fondos europeos llegaran a conectar con este tejido empresarial?


Espero que sí, sino veremos como de aquí a poco tiempo nuestra economía no será competitiva en un mundo en el que no solo España sino Europa dejara de tener menos peso político, económico y social. El reto que tenemos tras la irrupción de la pandemia no es sólo para España es para toda Europa.





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